domingo, 9 de septiembre de 2007

PRESUNTUOSAMENTE SEÑOR BORGES


Llora el universo, lugar vulgar de las palabras
que encuentran esa ocasión sonora
que conduzca caminos para manifestar un duelo

Duelo, dolor, calma y suelo,
atención y soledad

Identidad, casta y pura y el universo que llora 
cualquier cosa ahora es sincera
y es mentira y es verdad,
porque es él: el universo

Y llorar es alegrarse, y es dolerse y es cambiarse
o cambiarse es todo eso
o alegrarse es algo de eso, o llorar siempre es por todo

Mis palabras, señor Borges, presuntuosamente frías
¿o mejor es decir cálidas?
no lo se; bajo su influjo cualquier cosa puede ser
lo mismo o algo distinto

En lugar de dualidad voy buscando sincronía
cuando llore el universo debe encontrarme feliz,
o llorando o componiendo
o pensando solo en ti

¿En ti, en Borges, Dios, en ella?
¿quién es ‘ti’ en este contexto?
¿de palabras o de hechos?

Las palabras son ambiguas, 
ni la historia ni el amor pueden dar cuenta 
se sabe,
de esta exigua o, torpemente,
casi neutra apreciación.